Para que comentéis mañana en el café de la oficina
Nos engañamos casi siempre para sufrir menos. Para
justificar situaciones que no somos capaces de mejorar. Para que la mierda nos
deje disfrutar a ratos, para que la vida nos dé ciertos respiros, para imaginar
que las cosas pueden ser bonitas, para soñar que un mundo mejor es posible,
aunque sea una décima de segundo. Pero estos autoengaños y otras mentiras que regalamos
a otros desde el cariño, son pequeñas joyas de la supervivencia.
Sabes que estas
mentiras no me preocupan, no hacen daño. Hoy alguien a quien quiero mucho, pero
que trabaja dentro de las cloacas del poder, me ha enviado un twit de una
noticia de The Economist donde el
titular situaba a España en uno de los 20 países con democracias plenas. El dato pertenece a un informe que elabora
anualmente este diario y que nos ubica en el puesto número 19 de los 167 estados
de los que consta la lista. Y vale, normal que los gerifaltes de este país se
lo crean, normal que justifiquen este dato y piensen: “coño, eso es que lo estamos haciendo bien”. Lo que ya no me gusta es
que nos lo intenten colar a todos. “No
dejes que la realidad te estropee una buena noticia”, ¿recuerdas esa vieja máxima
utilizada para definir algunas miserias periodísticas?, pues hoy me viene al
pelo.
Cada vez estoy más harta de las grandes verdades que parecieran
salidas del Concilio Vaticano II. Y mira que soy una gran defensora de las
Redes Sociales y sus pecados veniales de gregarismo, (por seguir con términos
eclesiásticos), incluso con sus fake news, hasta con el cabreo que nos genera
seguir al enemigo en Twitter o las dosis de exhibicionismo de cuerpos o de
ideas. Pero siento que estas grandilocuencias nos las acaban colando escondidas
tras los servicios de estudios de corporaciones, a priori poco sospechosas de
corruptas.
Durante varios días todo el mundo comentará en las oficinas
que España es más democrático que Francia o Bélgica, y nos lo creeremos. La
parte más surrealista del estudio es que el declive de las libertades civiles resta
puntos y hace descender en la tabla. ¡Ah!, porque al explicar qué caracteriza a
las democracias plenas, donde se encuadra nuestro país, el informe explica que
se trata de países en los que el funcionamiento del gobierno es satisfactorio,
donde los medios de comunicación son independientes y diversos, y con unas
decisiones judiciales respetadas.
Pues sí señores. Y nos lo creeremos. No voy a pararme en las
puntuaciones, os lo dejo a vosotros, tiene un punto divertido, no encontraréis
apenas lugares más democráticos donde vivir. Mirad aquí
los datos para comentarlo mañana en la oficina a la hora del café.
A mí no me la cuelan. Mientras sigan deteniendo a gente por
cantar no me lo creo. Mientras sigan en la cárcel políticos por intentar que un
pueblo vote, no me lo creo. Mientras siga viendo cómo los medios desinforman
por defecto, no me lo creo. Mientras sigan en la calle violadores reincidentes pero
dejemos en libertad a cientos de políticos corruptos, no me lo creo. Mientras
haya partidos homófobos sentados en escaños no me lo creo. Mientras se impute a
alguien por cagarse en dios no me lo creo, mientras dejemos en la calle a miles
de familias cuando hay cientos de miles de pisos vacíos no me lo creo. ¡Pero si ni siquiera podemos elegir al jefe del Estado!. Seguid
vosotros con la lista que yo me marcho a vivir a Islandia.
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