La ecuación del amor


Hay físicos que dedican su vida a teorizar sobre todo lo que parece que es pero no puede demostrarse. He aprendido que la Física es toda una filosofía alrededor de las interacciones del Universo. Por eso hoy quiero jugar a teorizar sobre la física del amor. De cómo interactúa el amor se sabe menos que de las partículas elementales, pero igual son ellas las que pueden darnos luz alguna vez sobre estas relaciones que nadie ha podido explicar. 

Una vez te hablé de la ecuación de Dirac. Su enamorada le pidió que le escribiera algo bonito y él le regaló la fórmula más bonita de toda la historia. Describe el fenómeno del entrelazamiento cuántico: “si dos sistemas interaccionan entre ellos durante cierto periodo de tiempo y luego se separan, podemos describirlos como dos sistemas distintos, pero de una forma sutil se vuelven un sistema único. Lo que le ocurre a uno sigue afectando al otro, incluso a distancia de kilómetros o años luz".

Si las ecuaciones matemáticas representan algunas de las leyes más complejas que gobiernan el Universo y todo lo que hay en él, igual alguna vez pueden explicar qué ocurre entre dos personas cuando les une un vínculo que solo los seres vivos pueden experimentar. Seguro que muchos se alegrarán de que no haya tal fórmula que lo demuestre, porque se llevarían las manos a la cabeza si pusieran sus datos en la ecuación y vieran que el resultado no es el esperado.

Y si solo somos materia, todo lo que pase alrededor del amor debería ser demostrado. Seguro que hay científicos que andan investigando con máquinas de generar amor para estudiar estas interacciones. Y si son listos se dejarían subvencionar por Meetic o por cualquier otra App de contactos. Parece ser que cuando nos enamoramos nuestro cerebro se queda clavado en las cualidades que consideramos positivas en el otro. Este es un momento mágico, en el que nadie ronca, los lunares no son verrugas, los michelines nos resultan encantadores, cualquier historia, conversación o pensamiento nos parecerá digno de un Nobel. Los expertos aseguran que la dopamina es la responsable de esta idealización, aunque también entran en el juego la norepinefrina o la disminución de la serotonina.

El propio Einstein se preguntaba si las leyes de la Física están sujetas al amor o si los descubrimientos científicos se encuentran entrelazados con profundos sentimientos románticos. Incluso Stephen Hawking decía que la ciencia no solo es una disciplina de razón, sino también de romance y pasión. Ellos son los que más sabían de la materia y su comportamiento pero nunca consiguieron llegar a conclusiones sobre qué hace que dos personas se deseen hasta el infinito. Si ellos no supieron, no seré yo quien lo intente. Pero sí sé qué pasa cuando pasa. 

Nadie ha podido explicar por qué alguien de repente hace que brilles, por qué perderíamos todos los trenes del mundo para estar unos minutos más, por qué el tiempo o la distancia de repente son medidas que no miden, por qué el corazón y sus músculos tiemblan, por qué sentimos mariposas que bien podrían ser partículas locas encontrándose su punto G. Y nadie ha podido explicar por qué las palpitaciones suben, y por qué el deseo es capaz de superar todos los obstáculos gravitacionales, o por qué de repente el mundo tiene más colores de los normales, o por qué la teoría de la relatividad deja de ser una teoría porque todo es posible y el tiempo no existe o deja de tener valor. Y por qué todas las fuerzas electromagnéticas conocidas te llevan hacia alguien. Y hay más incógnitas que resolver, por qué pueden llegar a interesar cosas que nunca nos han interesado, qué hay del estado de abducción generalizado, o que de repente el espejo nos devuelva una imagen de nuestra mejor versión. Y la cosa se complica cuando intentas resistirte a la tentación, porque el deseo solo se hará más fuerte. Sentir amor en cualquiera de las formas es la mayor y la más poderosa de las fuerzas. Y eso es algo que deberían experimentar todas las personas de la tierra.

Te dejo una carta que he encontrado hoy escrita por Einstein a su hija, donde habla del amor como único argumento científico. Absolutamente mágica.

CARTA DE ALBERT EINSTEIN A SU HIJA

"Cuando propuse la teoría de la relatividad, muy pocos me entendieron, y lo que te revelaré ahora para que lo transmitas a la humanidad también chocará con la incomprensión y los perjuicios del mundo.

Te pido aun así, que la custodies todo el tiempo que sea necesario, años, décadas, hasta que la sociedad haya avanzado lo suficiente para acoger lo que te explico a continuación.

Hay una fuerza extremadamente poderosa para la que hasta ahora la ciencia no ha encontrado una explicación formal. Es una fuerza que incluye y gobierna a todas las otras, y que incluso está detrás de cualquier fenómeno que opera en el universo y aún no haya sido identificado por nosotros. Esta fuerza universal es el AMOR.

Cuando los científicos buscaban una teoría unificada del universo olvidaron la más invisible y poderosa de las fuerzas.

El Amor es Luz, dado que ilumina a quien lo da y lo recibe. El Amor es gravedad, porque hace que unas personas se sientan atraídas por otras. El Amor es potencia, porque multiplica lo mejor que tenemos, y permite que la humanidad no se extinga en su ciego egoísmo. El amor revela y desvela. Por amor se vive y se muere. El Amor es Dios, y Dios es Amor.

Esta fuerza lo explica todo y da sentido en mayúsculas a la vida. Ésta es la variable que hemos obviado durante demasiado tiempo, tal vez porque el amor nos da miedo, ya que es la única energía del Universo que el ser humano no ha aprendido a manejar a su a su antojo.

Para dar visibilidad al amor, he hecho una simple sustitución en mi ecuación más célebre. Si en lugar de E= mc2 aceptamos que la energía para sanar el mundo puede obtenerse a través del amor multiplicado por la velocidad de la luz al cuadrado, llegaremos a la conclusión de que el amor es la fuerza más poderosa que existe, porque no tiene límites.

Tras el fracaso de la humanidad en el uso y control de las otras fuerzas del universo, que se han vuelto contra nosotros, es urgente que nos alimentemos de otra clase de energía. Si queremos que nuestra especie sobreviva, si nos proponemos encontrar un sentido a la vida, si queremos salvar el mundo y cada ser sintiente que en él habita, el amor es la única y la última respuesta.

Quizás aún no estemos preparados para fabricar una bomba de amor, un artefacto lo bastante potente para destruir todo el odio, el egoísmo y la avaricia que asolan el planeta. Sin embargo, cada individuo lleva en su interior un pequeño pero poderoso generador de amor cuya energía espera ser liberada.

Cuando aprendamos a dar y recibir esta energía universal, querida Lieserl, comprobaremos que el amor todo lo vence, todo lo trasciende y todo lo puede, porque el amor es la quinta esencia de la vida.

Lamento profundamente no haberte sabido expresar lo que alberga mi corazón, que ha latido silenciosamente por ti toda mi vida. Tal vez sea demasiado tarde para pedir perdón, pero como el tiempo es relativo, necesito decirte que te quiero y que gracias a ti he llegado a la última respuesta!.”

Tu padre.
Albert Einstein

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