Embarazos de soledad


Vale. Quedarse sola de repente es como quedarse embarazada por accidente. Bueno parecido, porque el embarazo se puede suspender, y la soledad llega para quedarse, y no hay marcha atrás. Pero si el embarazo sigue, no hay otra que apechugar hasta que llegue el momento en el que digas “pues no me hubiera imaginado la vida sin mi hijo”. Supongo que esto también pasará con el tiempo después de volver a vivir sola.

En todo caso pasan muchas cosas curiosas cuando uno vuelve a estar sola después de un cuarto de siglo. Evolucionan sobre todo los sentimientos, los miedos y hasta los deseos. Dirás que por qué te cuento hoy estas cosas. Hay veces que cada acción tiene una reacción. Pues eso ha pasado hoy. Alguien me ha dicho que desde hace tiempo tengo cara de niña traviesa, que tengo cara de felicidad, y ojos brillantes…
Pero vuelvo a las curiosidades de la soledad. Cuando te quedas “embarazada” de soledad es un momento de shock. Una jugarreta cruel de los sentidos, como diría mi querido Silvio. Un gran susto. Es como si ya nunca más pudieras interactuar con el mundo de forma natural. Es como si llevaras un estigma en la cara. Es como si la soledad llevara a más soledad. Es como si ya nadie fuera a integrarte en sus planes porque ya no eres un número par. Es como si ya no quedaras bien en las fiestas, ni en los teatros, ni en los cines. Es como si fuera por tu culpa, es como si fuera porque te mereces estar sola por aburrida. Como si te lo hubieras buscado y merecieras estar en el ostracismo. 

Pienso que el mundo es más cómodo para los fuertes. Pero también que es más divertido para los soñadores y los románticos. Y no es posible disfrutar de la vida solo con fortaleza. Esto me lleva a analizar cómo evoluciona mi propia soledad. Siento que estoy en el segundo trimestre del embarazo de soledad. Cuando ya se reducen los miedos de perder al niño y cuando ya sientes al bebé, y cuando ya te has hecho a la idea de que vas a ser madre. Pues en mi soledad estoy en esta fase. Sé que puedo. Que no pasa nada. Que empiezo a perderme el miedo a mí misma, que me importa un pito que los demás piensen que algo habré hecho mal, que en realidad la soledad soy yo misma.

Así que hoy, un nuevo miércoles sin niños, he vuelto cantando en mi Clío rojo en medio de cientos de coches con cientos de personas con caras estresadas, he visto una puesta de sol preciosa, he despedido a mis hijos con un beso generoso y feliz, y ahora estoy con esos ojos brillantes que ha visto mi compañero escribiéndote estas palabras inconexas pero que están llenas de brillo que quiero compartir contigo. Me quedan todavía meses para el parto, pero sueño con conseguir parir una vida que seré capaz de disfrutar en soledad y con los ojos más brillantes del mundo mundial. 

Comentarios

  1. Llevo un buen rato, casi una hora, en este viaje cósmico, de la luna a una supernova, subida en un neutrino, pero esto no es mas que el escenario ya que en verdad se habla de la vida. Que bien escribes pequeña molécula!!
    Gracias por este buen rato
    Meri

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